viernes, 12 de octubre de 2012

Sastrería de Cora y Marico Bufarini

"...mi viejo con Yoyi se dedicaron a la despensa,
 pegada al Club Independiente..."
Mi viejo, Cora, aprendió el oficio de sastre a los 12 años con un Sr. Carrano, que vivía detrás de la vía y es el padre de un carpintero que vivía en Maipú hasta que yo me vine para Mar del Plata, luego se fue a vivir a Madariaga donde siguió aprendiendo el oficio con un Sr. de apellido Zalguisuri.

 Tuvo allí, una sastrería con su hermano Alfredo, con quien tiempo después se radicaron en Mar del Plata abriendo allí una sastrería, la que estaba ubicada en la cuadra del Club Quilmes, en la zona de Luro y Guido. 
Posteriormente mi viejo se volvió a Maipú y ya casado pusieron una sastrería con su hermano Marico en un local pegado al desaparecido Hotel Luna y a lo que es el estudio de los abogados Fahey, frente a Blanco y Negro y Casa Olariaga. 

El lugar se caracterizaba por ser convocante de tomadores-cebadores de buen mate amargo, fanas de Gardel - Pugliese- River y de charlas de fútbol, aunque el trabajo nunca se dejaba de lado. También fue un poco la residencia temporaria de quienes venían trasladados en el ferrocarril y paraban en " La comuna" como de aquellos que venían a trabajar al Banco Provincia por caso, Mauricio Arber y Juan Carlos Gale, dos tipos que parecían de la familia. 

La sastrería era "sede" del Club Deportivo Maipú, lo más para los Bufarini, y ahí se hacían las famosas " pollas " con los resultados de los partidos del domingo, día único en el que se jugaba el campeonato. Al término de los partidos llegaba el momento de abrir el sobre lacrado con las apuestas y verificar uno por uno los resultados de cientos de cupones para ver quién se llevaba parte de la recaudación, que religiosamente se pagaba en la misma sastrería a partir de la mañana del lunes. 
Pita y Chungo Bustamante, Bocha Rech, El Pampa Uría, Lito Ramos, Yoyi Rech, hermano del alma y socio comercial de mi viejo, Horacio Ponce y tantos otros que siempre pasaban un rato por la Sastrería de Cora Y Marico, como se la conocía, sin olvidar al “mudo” un lustrador y vendedor de billetes que también hacia un alto en cada mañana. Luego de una parva de años como socios, mi viejo con Yoyi se dedicaron a la despensa, pegada al Club Independiente y Marico puso su sastrería en calle Ramos Mejía, entre la herrería de Pedrin Duhalde y lo de Julio Giaccosa, en donde estuvo hasta que el "bobo" le jugó una mala pasada. 

La sastrería era el lugar donde se hacían los sacos y mi madre Leonor se encargaba en casa de hacer los chalecos y los pantalones, en lo que hoy sería una pyme familiar, además de cumplir con los quehaceres domésticos y encargarse de criar a tres hijos varones.

También mi madre hacia lo mismo para las sastrerías de Berto Carrano, Carlos Bertarelli y Rubén y el Chato Casado. Eran épocas en que el traje, de tres piezas se hacía a mano, con varias puebas previas al toque final, y donde los afamados casimires Wells le aportaban calidad al producto.

                                             Juan Carlos Bufarini Cortez  
                                               Mar del Plata; septiembre de 2012.

Agradecemos a nuestro amigo Juan Carlos por el envío de este relato que obtuvimos mediante los buenos oficios de Jorge Ávalos, quién hizo de intermediario para conseguirlo. 
  
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