viernes, 7 de marzo de 2014

Paces de Miraflores

 Se cumple hoy un nuevo Aniversario de la firma de este importante convenio en nuestro Partido de Maipú

Firmada por el Gobernador Martín Rodríguez con los Indios de la Frontera de Kakel Huincul, Representados por el hacendado Francisco Ramos Mexía. (*)



                                                   Miraflores; 7 de Marzo de 1820

1º - Se reconoce a este propósito en la persona del brigadier general D. Martín Rodríguez la representación del gobierno y provincia de Buenos Aires.

2º - Igual representación de los Indios reconoce éste en las persona de los caciques Ancafilú, Tucuman, y Trirnin, por sí y como autorizados por público parlamento en el campo de las Tolderías del Arroyo de Chapaleofú por los otros caciques Currunaguel, Anquepan, Suan, Trintrilocó, Albuñe, Lincon, Huletru, Chañaa, Calfuiyan, Tretuc, Pichilonco, Cachua y Luiay, que no se han apersonado sino por medio de aquellos. 

3º - La paz y buena armonía que de tiempo inmemorial ha reinado entre ambos territorios queda confirmada y ratificada solemnemente sin que los motivos que impulsan esta manifestación puedan perturbarla en lo sucesivo.

4º - Se declara por línea divisoria de ambas jurisdicciones el  terreno que ocupan en esta frontera los hacendados, sin que en adelante pueda ningún habitante de la provincia de Buenos Aires internarse más al territorio de los indios.

5º - Los caciques se obligan a la devolución de las haciendas que se llevaron y existen de esta parte de la sierra, debiendo salir mañana una partida de veinte hombres a recibirlas y conducirlas hasta esta Fortaleza, donde se  repartirán a sus respectivos dueños y quedando en este mismo acto el cacique Tucuman con un lenguaraz para trasladarse a la otra parte de  la sierra a recibir de aquellos caciques las que se hallen en aquella parte.

6º - Los hacendados de esta frontera, franquearán su territorio y el necesario auxilio a todos los indios que quieran venir a ellos a los comunes trabajos de nutriar y otros semejantes, con tal que entre ellos venga siempre uno encargado de evitar todo daño a los hacendados.

7º - Con la misma ocasión se compromete el Gobierno de Buenos Aires a  recomendar a sus súbditos la mejor comportación con los indios en sus tránsitos comerciales.

8º - Los indios respetarán las posesiones y territorio de los hacendados del Sur, como propiedades de la provincia de Buenos Aires, y esta la de los indios ultra de las posesiones territoriales en el artículo 4º en que se demarcan los límites respectivos.

9º Los caciques se obligan para lo sucesivo prender y entregar al comandante de la guardia más inmediata a los desertores o criminales que vayan a refugiarse a sus campos.

10º - Las partes contratantes se obligan a guardar religiosamente cuanto contienen los precedentes artículos. Y porque así lo cumplirán dos de un tenor; uno para cada uno de las partes contratantes, y haciéndolo a nombre de todos los caciques, el ciudadano D. Francisco Ramos Mexía en el campo de Miraflores a 7 de marzo de 1820.


Firmado:
 Martín Rodríguez, Francisco Ramos Mexía, Juan Ramón de Ezeiza.
A ruego como testigo de Don Domingo Lastra, José Manuel Vidal.

P.D. – Francisco Ramos Mexía protesta sobre el compromiso de los indios en cuanto al artículo 9º por no haber estado presente en ese momento.



(*): Tomo III, pág.154, de los documentos del Instituto de Investigaciones Históricas. Publicado en la revista Aberdeen Angus  -  Nº 18 – Otoño de 1943.


 Un poco de historia para entender este tratado y su no cumplimiento:

Mientras por el oeste se buscaba el apoyo ...
de los ranqueles dueños de esa región, otra misión encargada al brigadier Gral. Martín Rodríguez, iba a pactar  con los indios nómadas del Sur del Salado.
 Para el indígena es muy importante que un hombre blanco le inspire confianza. Ramos Mexía lo había conseguido completamente, tratándolos humanamente. Debido a ello los indios aceptan que los represente en el pacto arriba relatado.
Mientras se firmaba este tratado, un nuevo malón se preparaba en las lejanas Salinas. El viejo cacique Quinteleu, quien reducido con sus tribus a los precarios medios de vida a la que se vería obligado por falta de colaboración del gobierno, quería obtener por la fuerza lo que no había conseguido mediante amistoso acercamiento.
A principios de marzo de 1820 salió al frente de 2000 lanceros, resuelto a entrar por Luján, para pilar en sus correrías hasta los distritos de Navarro y Lobos, pero atacó directamente a Navarro, que era el punto mas débil de la línea defensiva, y después de saciar su codicia saqueando las viviendas alzándose con algunas cautivas, amenazó Salto y Areco.
El chileno José Miguel Carrera unido a otros oficiales proscriptos de su país, ganó la voluntad de algunas tribus para invadir el distrito de Salto entrando hasta el corazón del pueblito sin respetar la iglesia, cuya puerta derribaron violentamente para penetrar y robar los vasos sagrados y raptar algunas mujeres y criaturas que en su desesperación se habían refugiado en el templo.
La noticia del cruel saqueo levantó clamores de dolor e indignación en Buenos Aires, pidiendo castigo para los invasores. Martín Rodríguez, preso de la misma irritación, anunció al pueblo que iba a tomar venganza.
Juan Manuel de Rosas le previno que había “hecho seguir muy lejos el rastro de los indios y que los rumbos que conozco me afirmó que no eran pampas y sí ranqueles los que han invadido y robado esas fronteras. Por eso es que clamo al cielo por que nuestras operaciones militares no alcancen a ofender a los  pampas, a quienes debemos buscar como amigos y protegerlos como tales.”
Sus palabras fueron desoídas y el resultado desastroso. Martín Rodríguez cree, sin lugar a dudas, que Miraflores es el lugar de planificación de las andadas de los malones, porque le llama la atención que esa región se mantenga en paz.
Al llegar de regreso al Fuerte Kakel, ordena la captura de todos los indios que viven con Ramos Mexía y la presentación de éste al fuerte. Los soldados de Rodríguez llegan a la estancia y se llevan  varios indios mansos. Al día siguiente, cuando Don Francisco se dirigía al fuerte, encontró en el camino algunos de ellos muertos, al pedir explicaciones se le respondió que se habían resistido.
El general Martín Rodríguez, gobernador en campaña, se dirige al gobierno interino de Buenos Aires en los siguientes términos:
“… que un número muy corto de indios, establecido en el establecimiento de Don Francisco Ramos Mexía, origina males indecibles en la campaña, recibiendo de allí los demás indios las noticias que los favorece en sus asaltos repentinos; que en esa estancia es donde se proyectan planes de hostilidad contra nuestra Provincia, en cuya razón destacó una partida para que conduzca a su cuartel general, a su disposición, a cuantos indios y familias existieran en aquel establecimiento, no solo en castigo, sino para privar a los demás de ese apoyo de sus maldades que del mismo modo ha intimado a Ramos Mexía para que con toda su familia, baje a esta en el término de seis días y a su llegada se presente a V. E., el cual ha dado prueba de una amistad estrecha con los salvajes, trabajando con tesón en hacer desaparecer de este distrito la religión….”

(Una cruz, a la que se le ha caído el travesaño, en el viejo casco de la estancia Kakel, indica el cementerio cristianizado, donde se enterraron los indios sacrificados por su adhesión al pacto, fiel y leal a su patrón.)

Continuando con la historia, el comandante de Kakel Huincul descubre, en una requisa, efectuada en Miraflores, seis fusiles, tres inútiles, un trabuco, tres pistolas y veinticuatro facones. Este no era por cierto un armamento para hacer templar a nadie.
Mientras tanto Ramos Mexía aceptando la medida dispuesta por el gobierno es separado de su familia y en una caravana donde van siguiendo a distancia a los soldados del ejército en un convoy se dirigen hacia Bs.As. a corta distancia les siguen su familia y parte de su mobiliario compuesta por su mujer María Antonia Segurola, con siete hijos menores: José María, de 14 años; Matías de 12; Gregorio de 10; Francisco, de 8; María del Carmen, de 3 y María Magdalena, de seis meses. Lo acompañaban varios servidores, mujeres y varones, y Sebastián, fiel indio que se había identificado con la familia. En este viaje se perdieron bueyes mansos atraídos por la hacienda salvaje. Todo un capital. Dentro del plazo fijado, como cuadra a un verdadero caballero, se presentó a las autoridades, quienes le pidieron que permaneciera en su chacra “Tapiales”, en Matanza, hasta reunir antecedentes. Su familia aún no había llegado.
Ramos Mexía jamás volverá a Miraflores, pero a través de su hombre de confianza, Don Juan Cornet, que estaba radicado en la Guardia de Kakel, continúa dirigiendo su establecimiento rural, en constante comunicación con chasques y correo de diligencia. Envía desde Tapiales a Damián, su brazo derecho, para que adiestre a los peones de Miraflores.
En junio de 1827, el gobierno devuelve Kakel ocupado por una Guardia de Fronteras, desde la Expedición al Sud del gobernador Martín Rodríguez, Francisco Ramos Mexía, para tomar posesión envía a su fiel Damián, con precisas instrucciones para que, con Juan Cornet, efectúe las diligencias necesarias. Debiendo llevarse tres mil cabezas para poblar el puesto de Yamahuida, a orillas de la hermosa laguna.
Este año fue terrible para Ramos Mexía, sus sentimientos paternales se ven quebrados por la muerte de sus hijos Gregorio y María del Carmen.
Llevaba una libreta de apuntes familiares. La primera anotación dice:
“A las 7 de la noche en La Paz, el 5 de mayo de 1804, en casa de Isidoro, nos casamos con maría Antonia. Fueron padrinos Isidoro y J. Ballivián”.
Mas adelante agrega:
“El 26 de febrero de 1811 a las 9 de la noche nació Gregorio; murió a las 4 y media de la tarde del 22 de febrero de 1827…15 años de edad…le faltaban días para cumplir los 16”.
Ese mismo año agrega:
“5 de julio, a las 3 de la mañana, murió María del Carmen, 14 años de edad…”.
El 11 de noviembre de 1827, Ramos Mexía escribe a su capataz Timoteo Díaz:
 “Aquí estamos con el dolor de la desgracia. Estoy indispuesto en la cama. Le aseguro que mi indisposición consiste principalmente en que cansado de  leer recaigo al instante que me contraigo en mis preocupaciones”.
En esa misma libreta, su nieta Carmen, casada con el Dr. Julián Fernández, escribe: “5 de mayo de 1828, a las 5 de la mañana, y a los 55 años de edad; falleció Francisco Ramos Mexía, 25 años y 10 meses después de su casamiento, alcanzado por la misma fiebre que llevó a sus hijos. Sus restos fueron llevados a su última morada, con la modestia y serenidad que él había deseado.

De este modo, Ramos Mexía intentó y logró firmar estas “Paces”, en un año de plena anarquía en la Provincia de Buenos Aires, quedando registrado como un hecho histórico acaecido en nuestro Partido y que involucró a toda la Provincia.

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