Se cumple hoy un nuevo Aniversario de la firma de este importante convenio en nuestro Partido de Maipú
Firmada por el Gobernador Martín Rodríguez con los Indios de la Frontera de Kakel
Huincul, Representados por el hacendado Francisco Ramos Mexía. (*)
Miraflores; 7 de Marzo de 1820
1º - Se reconoce a este propósito en
la persona del brigadier general D. Martín Rodríguez la representación del
gobierno y provincia de Buenos Aires.
2º - Igual representación de los
Indios reconoce éste en las persona de los caciques Ancafilú, Tucuman, y
Trirnin, por sí y como autorizados por público parlamento en el campo de las
Tolderías del Arroyo de Chapaleofú por los otros caciques Currunaguel,
Anquepan, Suan, Trintrilocó, Albuñe, Lincon, Huletru, Chañaa, Calfuiyan, Tretuc,
Pichilonco, Cachua y Luiay, que no se han apersonado sino por medio de
aquellos.
3º - La paz y buena armonía que de
tiempo inmemorial ha reinado entre ambos territorios queda confirmada y
ratificada solemnemente sin que los motivos que impulsan esta manifestación
puedan perturbarla en lo sucesivo.
4º - Se declara por línea divisoria de
ambas jurisdicciones el terreno que
ocupan en esta frontera los hacendados, sin que en adelante pueda ningún
habitante de la provincia de Buenos Aires internarse más al territorio de los
indios.
5º - Los caciques se obligan a la
devolución de las haciendas que se llevaron y existen de esta parte de la
sierra, debiendo salir mañana una partida de veinte hombres a recibirlas y
conducirlas hasta esta Fortaleza, donde se
repartirán a sus respectivos dueños y quedando en este mismo acto el
cacique Tucuman con un lenguaraz para trasladarse a la otra parte de la sierra a recibir de aquellos caciques las
que se hallen en aquella parte.
6º - Los hacendados de esta frontera,
franquearán su territorio y el necesario auxilio a todos los indios que quieran
venir a ellos a los comunes trabajos de nutriar y otros semejantes, con tal que
entre ellos venga siempre uno encargado de evitar todo daño a los hacendados.
7º - Con la misma ocasión se
compromete el Gobierno de Buenos Aires a
recomendar a sus súbditos la mejor comportación con los indios en sus
tránsitos comerciales.
8º - Los indios respetarán las
posesiones y territorio de los hacendados del Sur, como propiedades de la provincia
de Buenos Aires, y esta la de los indios ultra de las posesiones territoriales
en el artículo 4º en que se demarcan los límites respectivos.
9º Los caciques se obligan para lo
sucesivo prender y entregar al comandante de la guardia más inmediata a los
desertores o criminales que vayan a refugiarse a sus campos.
10º - Las partes contratantes se
obligan a guardar religiosamente cuanto contienen los precedentes artículos. Y
porque así lo cumplirán dos de un tenor; uno para cada uno de las partes contratantes,
y haciéndolo a nombre de todos los caciques, el ciudadano D. Francisco Ramos
Mexía en el campo de Miraflores a 7 de marzo de 1820.
Firmado:
Martín Rodríguez, Francisco Ramos Mexía, Juan
Ramón de Ezeiza.
A ruego como testigo de Don Domingo Lastra, José Manuel Vidal.
P.D. –
Francisco Ramos Mexía protesta sobre el compromiso de los indios en cuanto al
artículo 9º por no haber estado presente en ese momento.
(*): Tomo III, pág.154, de
los documentos del Instituto de Investigaciones Históricas. Publicado en la
revista Aberdeen Angus - Nº 18 – Otoño de 1943.
Un
poco de historia para entender este tratado y su no cumplimiento:
Mientras por el oeste se buscaba el
apoyo ...
de los ranqueles dueños de esa región, otra misión encargada al brigadier
Gral. Martín Rodríguez, iba a pactar con
los indios nómadas del Sur del Salado.
Para el indígena es muy importante que un
hombre blanco le inspire confianza. Ramos Mexía lo había conseguido
completamente, tratándolos humanamente. Debido a ello los indios aceptan que
los represente en el pacto arriba relatado.
Mientras se firmaba este tratado, un
nuevo malón se preparaba en las lejanas Salinas. El viejo cacique Quinteleu,
quien reducido con sus tribus a los precarios medios de vida a la que se vería
obligado por falta de colaboración del gobierno, quería obtener por la fuerza
lo que no había conseguido mediante amistoso acercamiento.
A principios de marzo de 1820 salió al
frente de 2000 lanceros, resuelto a entrar por Luján, para pilar en sus correrías
hasta los distritos de Navarro y Lobos, pero atacó directamente a Navarro, que
era el punto mas débil de la línea defensiva, y después de saciar su codicia
saqueando las viviendas alzándose con algunas cautivas, amenazó Salto y Areco.
El chileno José Miguel Carrera unido a
otros oficiales proscriptos de su país, ganó la voluntad de algunas tribus para
invadir el distrito de Salto entrando hasta el corazón del pueblito sin
respetar la iglesia, cuya puerta derribaron violentamente para penetrar y robar
los vasos sagrados y raptar algunas mujeres y criaturas que en su desesperación
se habían refugiado en el templo.
La noticia del cruel saqueo levantó
clamores de dolor e indignación en Buenos Aires, pidiendo castigo para los
invasores. Martín Rodríguez, preso de la misma irritación, anunció al pueblo
que iba a tomar venganza.
Juan Manuel de Rosas le previno que
había “hecho seguir muy lejos el rastro de los indios y que los rumbos que
conozco me afirmó que no eran pampas y sí ranqueles los que han invadido y robado
esas fronteras. Por eso es que clamo al cielo por que nuestras operaciones
militares no alcancen a ofender a los
pampas, a quienes debemos buscar como amigos y protegerlos como tales.”
Sus palabras fueron desoídas y el
resultado desastroso. Martín Rodríguez cree, sin lugar a dudas, que Miraflores
es el lugar de planificación de las andadas de los malones, porque le llama la
atención que esa región se mantenga en paz.
Al llegar de regreso al Fuerte Kakel,
ordena la captura de todos los indios que viven con Ramos Mexía y la
presentación de éste al fuerte. Los soldados de Rodríguez llegan a la estancia
y se llevan varios indios mansos. Al día
siguiente, cuando Don Francisco se dirigía al fuerte, encontró en el camino
algunos de ellos muertos, al pedir explicaciones se le respondió que se habían
resistido.
El general Martín Rodríguez,
gobernador en campaña, se dirige al gobierno interino de Buenos Aires en los
siguientes términos:
“…
que
un número muy corto de indios, establecido en el establecimiento de Don
Francisco Ramos Mexía, origina males indecibles en la campaña, recibiendo de
allí los demás indios las noticias que los favorece en sus asaltos repentinos;
que en esa estancia es donde se proyectan planes de hostilidad contra nuestra
Provincia, en cuya razón destacó una partida para que conduzca a su cuartel
general, a su disposición, a cuantos indios y familias existieran en aquel
establecimiento, no solo en castigo, sino para privar a los demás de ese apoyo
de sus maldades que del mismo modo ha intimado a Ramos Mexía para que con toda
su familia, baje a esta en el término de seis días y a su llegada se presente a
V. E., el cual ha dado prueba de una amistad estrecha con los salvajes,
trabajando con tesón en hacer desaparecer de este distrito la religión….”
(Una cruz, a la que se le ha caído el
travesaño, en el viejo casco de la estancia Kakel, indica el cementerio
cristianizado, donde se enterraron los indios sacrificados por su adhesión al
pacto, fiel y leal a su patrón.)
Continuando con la historia, el
comandante de Kakel Huincul descubre, en una requisa, efectuada en Miraflores,
seis fusiles, tres inútiles, un trabuco, tres pistolas y veinticuatro facones.
Este no era por cierto un armamento para hacer templar a nadie.
Mientras tanto Ramos Mexía aceptando
la medida dispuesta por el gobierno es separado de su familia y en una caravana
donde van siguiendo a distancia a los soldados del ejército en un convoy se
dirigen hacia Bs.As. a corta distancia les siguen su familia y parte de su
mobiliario compuesta por su mujer María Antonia Segurola, con siete hijos
menores: José María, de 14 años; Matías de 12; Gregorio de 10; Francisco, de 8;
María del Carmen, de 3 y María Magdalena, de seis meses. Lo acompañaban varios
servidores, mujeres y varones, y Sebastián, fiel indio que se había
identificado con la familia. En este viaje se perdieron bueyes mansos atraídos
por la hacienda salvaje. Todo un capital. Dentro del plazo fijado, como cuadra
a un verdadero caballero, se presentó a las autoridades, quienes le pidieron
que permaneciera en su chacra “Tapiales”, en Matanza, hasta reunir
antecedentes. Su familia aún no había llegado.
Ramos Mexía jamás volverá a
Miraflores, pero a través de su hombre de confianza, Don Juan Cornet, que
estaba radicado en la Guardia
de Kakel, continúa dirigiendo su establecimiento rural, en constante
comunicación con chasques y correo de diligencia. Envía desde Tapiales a
Damián, su brazo derecho, para que adiestre a los peones de Miraflores.
En junio de 1827, el gobierno devuelve
Kakel ocupado por una Guardia de Fronteras, desde la Expedición al Sud del
gobernador Martín Rodríguez, Francisco Ramos Mexía, para tomar posesión envía a
su fiel Damián, con precisas instrucciones para que, con Juan Cornet, efectúe
las diligencias necesarias. Debiendo llevarse tres mil cabezas para poblar el
puesto de Yamahuida, a orillas de la hermosa laguna.
Este año fue terrible para Ramos
Mexía, sus sentimientos paternales se ven quebrados por la muerte de sus hijos
Gregorio y María del Carmen.
Llevaba una libreta de apuntes
familiares. La primera anotación dice:
“A las 7 de la noche en La Paz , el 5 de mayo de 1804, en
casa de Isidoro, nos casamos con maría Antonia. Fueron padrinos Isidoro y J.
Ballivián”.
Mas adelante agrega:
“El 26 de febrero de 1811 a las 9 de la noche
nació Gregorio; murió a las 4 y media de la tarde del 22 de febrero de 1827…15
años de edad…le faltaban días para cumplir los 16” .
Ese mismo año agrega:
“5 de julio, a las 3 de la mañana,
murió María del Carmen, 14 años de edad…”.
El 11 de noviembre de 1827, Ramos
Mexía escribe a su capataz Timoteo Díaz:
“Aquí estamos con el dolor de la desgracia.
Estoy indispuesto en la cama. Le aseguro que mi indisposición consiste
principalmente en que cansado de leer
recaigo al instante que me contraigo en mis preocupaciones”.
En esa misma libreta, su nieta Carmen,
casada con el Dr. Julián Fernández, escribe: “5 de mayo de 1828, a las 5 de la mañana,
y a los 55 años de edad; falleció Francisco Ramos Mexía, 25 años y 10 meses
después de su casamiento, alcanzado por la misma fiebre que llevó a sus hijos.
Sus restos fueron llevados a su última morada, con la modestia y serenidad que
él había deseado.
De este modo, Ramos Mexía intentó y
logró firmar estas “Paces”, en un año de plena anarquía en la Provincia de Buenos
Aires, quedando registrado como un hecho histórico acaecido en nuestro Partido
y que involucró a toda la
Provincia.
Si este post fue de tu agrado, no dudes en
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es bienvenido, déjalo a continuación: