Por Beatríz Viglietti de Parisi (1929 - 2008)
Venga - le dije- cuénteme algo de su mocedad, de cuando Maipú era casi campo, de cuando el asfalto no cubría sus calles, de cuando empezaba el siglo y las luces de velas, hechas en todas las casas con aquel sebo de oveja, iluminaban la cocina.
Y combinamos un encuentro...y otro... y de la charla de mi viejo amigo y de otras narraciones de personas arraigadas al suelo natal, surgieron estos relatos lugareños, para leer en este Maipú de hoy, que añora su ayer y lo evoca en el festejo de este centenario.
Jacinta Funes "La Fortinera"
Corría el año 1821 y en el amanecer de la pampa, el cacique y sus bravos planean el ataque al fortín de Caquelguinkul (*) Allí un puñado de hombres ha establecido su fuerte, puesto de avanzada sobre el infiel.
La "china cuartelera" se llamaba Jacinta Funes. Ella se ocupaba de curar los soldados, cuidar los caballos, limpiar las armas y cocinar. Era la mujer de un soldado. La vida transcurría monótona entre aquel puñado de hombres y sólo el rasguido de la guitarra con la cadencia de sus notas, lloraba en la vidala o alegre cantaba en el triunfo, el gato o la zamba.
El centinela estaba en el mangrullo y anunció con su clarín la polvareda, el malón se acercaba. La indiada no respetaba nada.Todos a sus puestos. La lucha fue brava. Mala para el blaco.
Todas fueron bajas, muertos y heridos por doquier, solo quedaba Jacinta Funes, empuñando un arma, el fuego quemaba las casas.
Y al ver que como cautiva sería llevada, la valiente fortinera, se arrojó a las llamas y prefirió antes que ser esclava, morir quemada.
(*): Así se escribía Kakel Huincul.
La Luz Mala
Todos lo días se prendía una luz redonda en un sauce de la estancia de Lucio Ferrrari, que fuera de Sebaastían Barrionuevo; y todas lasmañanas el patrón mandaba enterrar los huesos que ahí aparecían, con Antonio Salomón. Así decían... y unos creían yotros no.
Un criollo de esos que se dicen "discreidos" me dijo:
- Por "porfiao", Dios me castigó. Una noche yendo del Pangaré de los Gallo a la Esquina de las Palomas de Pascual Juárez, me saltó unaluz y me siguió hasta la tranquera.
Paré y paró a mi lado, la abrí y allí desapareció. Con un miedo terrible llegué y conté lo sucedido.
Al otro día Don Lucio mandó a Salomón a traer los huesos que hubieran aparecido. Hizo atar un sulky araña al gateado y él mismo se fue a Maipú a llevarlos al camposanto. Desde entonces ya no se "prende más el sauce" y se fueron las luces malas de lo de Ferrari.
Otra luz mala era aquella que perseguía a Agustín Peralta. Una noche santiguándose marcó el suelo donde se le apareció. Al día siguiente cavo el lugar y allí encontró, a escasas paladas, un hermoso puñal de plata.
(Extraído del libro Por los Pagos de Monsalvo. T.I de Iver E. Gramigna - Año 1978)
La señora Beatríz A. Viglietti de Parisi, fue una de las plumas más selectas con que contó la literatura Maipuense, dejandonos grandes obras que perduraran en nuestra historia, estos relatos son parte de los que escribió para el libro citado, en el año 1978, durante los festejos por el Centenario de la Fundación de Maipú
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