Nuestro amigo, Diego Sebas, gran colaborador de todo lo que
tiene que ver con la cultura de nuestros pueblos nos envía esta poesía donde
nos demuestra, que a pesar de la distancia, no olvida su tierra natal.
* Dolores, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, a 200 km. al
sur de la Capital Federal y a 200km antes de llegar a 'La perla del Atlántico',
Mar del Plata, por la AU2.
OTOÑO EN DOLORES
En cada otoño Dolores resplandece.
El aire, ese espejo quejumbroso,
se hamaca juguetón entre las ramas
para aliviar el duelo de las hojas.
La llanura seguirá siendo llanura
aunque el hombre la cubra de cemento
y cada mañana
exhalará su aliento neblinoso
sobre la piel dorada de los campos.
Cuando el verano sólo sea
un recuerdo de tibias añoranzas,
quedará en el suelo una plegaria,
un viejo sueño,
un grito agudo, vacío, despojado…
Le queda justo a Dolores el otoño.
Desde el hondo secreto de las casas
se levanta un perfume a flores nuevas,
flores de piel curtida
y suave corazón de terciopelo.
De pronto,
la luz se torna íntima,
el cielo, oscuro y misterioso
y del claro paisaje sólo queda
la sombra enflaquecida de los árboles.
La pampa es un presagio inexorable,
el rostro mudo de Dios
sobre el silencio colosal de los sepulcros.
El hombre mira y piensa:
“Le cae bien a Dolores el otoño.”
Dora Ponce.
En cada otoño Dolores resplandece.
El aire, ese espejo quejumbroso,
se hamaca juguetón entre las ramas
para aliviar el duelo de las hojas.
La llanura seguirá siendo llanura
aunque el hombre la cubra de cemento
y cada mañana
exhalará su aliento neblinoso
sobre la piel dorada de los campos.
Cuando el verano sólo sea
un recuerdo de tibias añoranzas,
quedará en el suelo una plegaria,
un viejo sueño,
un grito agudo, vacío, despojado…
Le queda justo a Dolores el otoño.
Desde el hondo secreto de las casas
se levanta un perfume a flores nuevas,
flores de piel curtida
y suave corazón de terciopelo.
De pronto,
la luz se torna íntima,
el cielo, oscuro y misterioso
y del claro paisaje sólo queda
la sombra enflaquecida de los árboles.
La pampa es un presagio inexorable,
el rostro mudo de Dios
sobre el silencio colosal de los sepulcros.
El hombre mira y piensa:
“Le cae bien a Dolores el otoño.”
Dora Ponce.
Si este post fue de tu agrado, no dudes en
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario es bienvenido, déjalo a continuación: