domingo, 1 de abril de 2012

Taxistas de nuestro Maipú


De 1950 a la fecha.

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El primer taxi en Maipú, según el historiador Iver E Gramigna,
data de 1914, lamentablemente se han perdido los nombres de los
integrantes de la foto, entre los que está el dueño del taxi.
Ya a mediados del Siglo XX nuestro pueblo contaba con los primeros taxistas, con el correr de los años este trabajo se fue incrementando, si bien es imposible poder registrar a todos, con la documentación existente y ayuda  memoria mediante, recordamos a;



 Agapito Pérez,  Sr. Devinchenti, Luis Artiñano, Martiniano Morales, Julio Buchicardi, Gregorio Martínez, Adolfo Delfino, Carlos A. Álvarez, “Vasco” Goicoechea, Néstor M. Casamayor, Julio Giacosa, Arturo Laturraga, Ricardo Lúquez, Mario González, “Quitito” Goizueta, Jorge Rojas, Gilberto Clementino Delorte (Atilio), Sr. Manterola en (Labardén)  Salvador González en (Las Armas), Juan Vincent, Carlos Cuvillier, Vasco Etcheber, Sr. Canaza, Alfredo Fernández, Mario Bentaberry, Daniel Moschini, Oscar Tetaz, Horacio Irazábal (“Vasco”), “Pichirica” Alegre, Raúl H. Morales “Coco”, Carlos Araujo, Rubén Araujo, Raúl Miqueo, Pedro H  Menchaca “Pirucho”, Ricardo Lúquez (hijo), Serafín Cabrerizo.
Miguel Barrios, Aníbal A Aizpitarte, Walter O Peliza, “Pichón” Peláez, Marisa Castro, Mabel Oldoni, Sra.Falcona de Martínez, Armando Duhalde, José Macchi, Ariel Cowe, “Chiche” Cowe, Elías Álvarez.

 REMISES.
“Pichi” Bertarelli, Daniel Delarosa, Miguel Varela, Eduardo Garbovetzky, Remis Moran, Antonio Salido, Remis La Unión, Luis M Bonavida, “Tunda”  Abel Estigarribia, Alexis Suárez, José M. Sisini, Miguel Pecarrere, Remis El “Turco”, María L Herlax (Labardén).     

 Trabajo muy noble y sacrificado el de los taxistas; en los años en que en nuestro pueblo había muy pocos autos era imposible ir a la campaña, muchas veces por las condiciones de los caminos no se podía pasar, en muchas oportunidades se le ponían cadenas a las ruedas de los autos para poder pasar pantanos impenetrables, entrar o salir se hacía muy difícil, cuando una persona tenía que ser trasladada de urgencia por  problemas de salud, trabajo, o en tiempos de elecciones, viajes de paseos, toda esa gente usaba el servicio de los llamados “tacheros”…

Algunas de las paradas más conocidas eran: confitería “El Águila”  calles Alsina y Belgrano, confitería “Maipú” calles Sarmiento y Belgrano, confitería “Galber” Madero 453, Estación Ferrocarril, Ramos Mexía 350, Hospital, Lavalle 1140.

Anécdotas  varias

En unos de los tantos viajes que Don Julio llevaba una  cuadrilla de esquiladores a un campo de Labardén  preocupado y distraído por los truenos y la tormenta que se avecinaba no se dio cuenta de las tantas y pronunciadas curvas que contaba ese camino, terminó chocando los viejos alambrados quedando encajado en una laguna…

Corrían los años 60, el Sr. Devinchenti contaba con una Ford A modelo 29, forma rectangular color marrón, con porta equipaje arriba del techo, era un Sr. muy comunicativo, un cliente se hizo llevar unas cuadras hasta la sección quintas, terminado el recorrido le pregunta cuánto debía, recibiendo como respuesta: "¡Qué te voy a cobrar! dame 200 pesos...."

La juventud de los años 70 viajaba a menudo a los bailes de estancias y de clubes de la zona, como por ejemplo a los de los clubes Social y Atlético Labardén, muchos querían viajar con Don Juan, por lo rápido y seguro, en una recta a mitad de camino un pájaro impacta en el parabrisas, José L. Casinelli que iba en el asiento delantero asustado gritó “La  paloma”.
Causó risas de los acompañantes amigos ya que de noche era muy difícil que hubiera sido ese pájaro.

 Antonio viajaba en taxi con Arturo Laturraga a G. Guido, para poder tomar el tren que lo llevaría a la estación Segurola, donde iba a trabajar en tareas de construcción, cuando llegan al cruce de las vías y  ruta 2, camino a Santo Domingo, estas personas ven pasar el tren pensando que lo perdían se agarran la cabeza, el tren que llevaba un solo vagón, conducido por el maquinista Carlos, conoció al Sr. Antonio, frenó  pudo levantarlo y llevarlo hasta Segurola.

 En esos años los jóvenes que trabajaban no contaban con autos para viajar ya que eran muy costosos y no había la facilidad que se cuenta hoy para ir a bailes o fiestas.

Los taxistas del momento eran una de las posibilidades para viajar, si estos estaban ocupados, la última alternativa era quedarse en la confitería “Galber” ya que en las primeras horas de la madrugada solía salir algún servicio de la empresa funeraria “Capra Hnos". Llegaba el chofer, Sr. Otazúa a la confitería a tomar un café, buscando acompañantes amigos que pernoctaban en el lugar y de esa forma era aprovechada para que estos jóvenes no se perdieran  los bailes de esta zona.

El Sr. Otazúa tenía un dicho mientras se frotaba las manos decía “deseo que nunca muera nadie... pero que a mí no me falte el trabajo…"

Este es un recuerdo y reconocimiento a los taxistas y remiseros que ya no están y a los que a diario conviven con nosotros.


                                                            Carlos A. Santarone             
                                                               Maipú 19-03-2012     

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